domingo, 29 de enero de 2017

TEATRO: LA OMISIÓN DE LA FAMILIA COLEMAN

VUELTA DE UN CLÁSICO

La omisión de la familia Coleman escrita y dirigida por Claudio Tolcachir se presentará en el Paseo la Plaza, Av Corrientes 1660,  los viernes, sábados y domingos, cumpliendo así su decimotercera temporada de actividad teatral ininterrumpida. Al día de la fecha, la obra éxito del off, que es aplaudida por los más diversos públicos, cuenta con la realización de 1834 funciones, fue vista por259.830 espectadores, lleva realizadas 305 funciones en el extranjero y participó en 50 festivales internacionales visitando 22 países. Además este año realizará una gira por Europa, presentándose en Francia, España y por primera vez en Roma.

La omisión de la familia Coleman nació en Teatro Timbre 4 del barrio de Boedo, específicamente en un PH. Desde entonces realiza funciones de forma consecutiva. Entre los 22 países que han recorrido, China, Francia, España, Italia, Irlanda, Bosnia, EEUU, Bolivia, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Portugal, Alemania, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia, Uruguay, Chile, Canadá, Serbia y México, se fusionaron con la obra las más diversas culturas, formas y recepciones.
Al respecto Claudio Tolcachir destaca: “La omisión de la familia Coleman es mucho más de lo hubiéramos podido imaginar en cuanto a resultados. La cantidad de viajes, la posibilidad de vivir de nuestra vocación, conociendo el mundo y recibiendo tanto reconocimiento es una alegría que nunca se nos naturaliza y nos sigue sorprendiendo. Pero lo que más me enorgullece es haber podido, como equipo, compartir esta convivencia con alegría. Deseamos que mucha gente conozca nuestro trabajo. Lo que nunca termina es nuestro deseo de seguir juntos.”

Sinopsis
Una familia viviendo al límite de la disolución, una disolución evidente pero secreta; conviviendo en una casa que los contiene y los encierra, construyendo espacios personales dentro de los espacios compartidos, cada vez más complejos de conciliar. Una convivencia imposible transitada desde el absurdo devenir de lo cotidiano, donde lo violento se instala como natural y lo patético se ignora por compartido.



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