viernes, 4 de diciembre de 2015

LITERATURA: LOLAS DE FLOR CANOSA

LO QUE SOMOS Y CREEMOS SER


Flor Canosa narradora y guionista, editó su primera novela que se llama Lolas que cuenta sobre una mujer divorciada que entra en crisis existencial y busca amores light y relaciones por internet. En charla con Baldosas Flojas la autora nos cuenta cómo se acercó a la literatura, el sexo, los tabúes  y cómo surgió la idea del libro.



Julia  es una mujer divorciada, y debe devolverle a su marido los implantes de su lolas o la plata de las mismas, además  habla mal de algunos hombres, de otras mujeres y de sí misma. Expone sus ideas acerca del amor, y conoce también sobre el buen sexo y el mal sexo. Y en sus momentos más lúcidos, como en aquellas infames comedias hollywoodenses, puede comparar sus mortificaciones diarias con el camino del héroe en las historias de fantasía.
Lola el libro escrito por  Flor Canosa trata sobre esto y su autora dialogó con Baldosas Flojas sobre la superficialidad de los temas, las nuevas formas de encontrar pareja, su forma de escribir y cómo se pueden acercar los jóvenes a la literatura.
¿Cómo te acercaste a la literatura?
Viví toda mi infancia rodeada de libros. Había miles en la biblioteca familiar. Mi mamá tenía su pila en la mesa de luz, para ir terminando cada noche antes de dormir. No tenía remedio, estaba cercada. Mi papá escribía, mi hermana escribía y yo pensaba: si hay tantos libros, alguien tiene que crearlos.
¿Qué libros te marcaron para volcarte a escribir?
Todos los que me gustaron alguna vez. Y todos los que odié también, porque quizás sea como una suerte de venganza el hecho de escribir mis propias historias. Entonces sería algo así como que hay autores que me encantaría copiar y a otras a quienes pretendo insultar desde mi literatura… es un chiste. Creo que no hubo un libro en particular, sino todo el grueso del universo literario en general que me empujó a esto.
¿De qué se trata Lolas?
Lolas es la historia de Julia, divorciada hace tres años, a quien su ex marido vengativo le manda un abogado para que le devuelva un bien que está a su nombre: sus implantes mamarios. Le da un mes de plazo para devolverle el dinero invertido en ellos o esos implantes que lleva puestos. Como Julia no es solvente, se las tiene que ingeniar para conservar lo que ella cree que es su única posesión importante en la vida. Esa es la trama, pero en realidad el libro habla sobre las relaciones, sobre la soledad y sobre la delgada línea entre quienes creemos que somos y quienes somos en realidad.
¿Se puede escribir sobre sexo sin los tabúes que tiene la sociedad?
Creo que los tabúes ya no están tan arraigados como antes y menos para la literatura. La novela erótica y sexual existe desde el principio de los tiempos. Y ahora, justamente hay un auge de las novelas eróticas, algunas más interesantes que otras. E incluso creo que la banalización del sexo y la extrema sexualización desde la televisión aportan para que el universo de la literatura que habla sobre sexo se vuelva un territorio más interesante, porque apela a la imaginación y la fantasía, algo que ya no existe desde otros medios.
¿Cuánto cree que se puedo hoy hablar de sexo con las familias o amigas sin que sea superficial y sin humor?
Depende de la familia y los amigos. No nos sentimos cómodos hablando de sexo con cualquier integrante de nuestra familia. Y sería raro… Tiene más que ver con la mentalidad de cada uno, la apertura mental y el grado de confianza. Pero, de todas formas, considero que se ha avanzado mucho en el tema y se volvió más natural. El sexo hay que hablarlo con humor y hacerlo con humor, porque si no divierte, ¿el propósito sería la continuidad de la especie? Si no me puedo reír antes, después e incluso durante, sería un mero acto fisiológico, como ir al baño y leer el diario. Ojo, hablo de reírme en conjunto con mi pareja, porque si no ¡es como que me estoy riendo de él!
¿Hay un amor light y pasajero? ¿Cómo sería?
Todo amor es light y pasajero hasta que se demuestre lo contrario. El amor es una construcción de a dos, aunque lo queramos ver como “un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio”, como escribió Cortázar. Si me parte los huesos a mí sola (como ya me ha pasado) es una paliza, no un romance.
¿Cuánto influye la tecnología para que las cosas sean rápidas y no permanentes?
Creo que influye para que las cosas sean más fáciles, para que las conquistas no nos den tanto trabajo como antes. La permanencia no depende de la tecnología sino de los sentimientos y de los valores. Conocerse en Facebook o una página de citas o incluso Tinder no significa forzosamente que sigamos intentando conocer gente por ese medio. Lo importante sigue siendo la conexión (no a internet, sino entre personas) y el grado de compromiso. Los que hacían casamientos arreglados, los que no podían separarse, los que se quedaban juntos para no romper la familia, no estaban en una relación permanente, estaban simplemente atrapados físicamente.
¿Se piensa en el lector a la hora de escribir la novela?
Antes no pensaba tanto, ahora sí. Pero no se puede pensar en todos los lectores, porque no son una masa informe sino individualidades. No es posible escribir una novela que le guste a todo el mundo por igual. Puede que mi libro desilusione a algunas personas que “esperaban más de mí” o pensaban que porque leo determinada literatura, mi novela iba a ser “más profunda”. Pero Lolas es una comedia amarga. Lolas puede ser leído como una suerte de tragedia, sino tuviera humor. Como un descenso a los infiernos o el mismo camino del héroe al que hace referencia el libro en sí mismo. Es una suerte de “road movie” donde se pone sobre el tapete un montón de miserias masculinas y femeninas, relaciones fallidas y personas falladas.
¿En que se basan sus inspiraciones a la hora escribir? ¿Tiene horarios prefijados o lleva papel y lápiz?
Las inspiraciones vienen en cualquier momento y hay que saber atraparlas, pero no todo el trabajo del escritor se basa en inspiraciones, porque si así fuera tardaríamos treinta años en escribir cada libro. Las inspiraciones son la base y el resto hay que construirlo. No puedo tener horarios prefijados porque trabajo en la Universidad de lunes a viernes, soy madre, soy esposa y tengo mis obligaciones domésticas. Así que mis tiempos y espacios varían. Para la novela que estoy escribiendo, por primera vez en mi vida, tomo notas en el subte, por ejemplo. Pero después me da mucha fiaca transcribirlas, así que trato que sean más bien disparadores para escribir. Mi método es mandarme mails a mí misma con fragmentos que se me van ocurriendo.
¿Cómo se puede acercar la literatura a los jóvenes?
Regalándoles libros, contándoles historias como si fueran películas. Hay jóvenes que vienen más preparados, por formación o curiosidad, para las lecturas más clásicas. Pero en esta era tan veloz y visual, hay que encontrar la manera de llegarles desde el lenguaje que entiendan. Porque es cuestión de abrirles la puerta e invitarlos a entrar, después van a descubrir que hay otras cosas.
Cree que a través de la literatura se puede generar consciencia o mostrar otra forma de vida.

Por supuesto. Mostrar otra forma de vida, desde ya, porque cada libro contiene una forma de vida y personajes que no son nosotros, aunque se parezcan. Son universos distintos y diferentes maneras de expresar los sentimientos y pensamientos universales. Y generar conciencia sería muy importante, pero ¿conciencia de qué? La conciencia es una palabra gigante, que abarca todo lo bueno y todo lo malo. Se puede ser político, se puede ser social, se puede ser profundo, siempre depende del autor y de la línea ideológica. La conciencia que pretenden despertarme ciertos autores con los que no comulgo ideológicamente, me hace indignarme y no aprender. Pero si desde el humor, que es mi código, consigo que alguien se identifique y se relaje frente a alguna situación que le hace eco en su vida, creo que he cumplido mi objetivo.

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